En comparación con la alta prevalencia de los principales factores de riesgo, obesidad, tabaquismo y enfermedad de reflujo gastroesofágico, la incidencia de cáncer de esófago es baja, lo que indica que un pequeño porcentaje de la población está predispuesta genéticamente a desarrollar este tipo de cáncer.
Investigadores del Centro del Cáncer M.D. Anderson de la Universidad de Texas (Estados Unidos) han identificado 11 genotipos que podrían aumentar el riesgo de cáncer de esófago. Los resultados de su trabajo se publican en la revista Cancer Prevention Research.Los investigadores identificaron 11 polimorfismos de nucleótido único (SNP) en genes asociados a los microARN que mostraban al menos una asociación significativa con el cáncer de esófago. Una persona puede tener uno o más de estos SNP en su constitución genética, lo que le sitúa dentro de los grupos de riesgo bajo, medio y alto. El estudio mostró que cada genotipo desfavorable estaba asociado con un mayor riesgo de cáncer. Los individuos con más de cuatro de estos genotipos eran tres veces más propensos a desarrollar cáncer de esófago.Según explica Xifeng Wu, director del estudio, "nuestro objetivo final es construir un modelo de predicción del riesgo de cáncer basado en el perfil epidemiológico de un individuo, la exposición al ambiente y la constitución genética". Wu señala que este modelo de predicción evaluaría el riesgo relativo de cada persona y el riesgo absoluto de desarrollar cáncer de esófago dentro de un cierto periodo de tiempo.La mayoría de los pacientes con cáncer de esófago son diagnosticados en fase avanzada y tienen una progresión pobre. El conocimiento de qué sitúa a cada persona bajo riesgo podría tener implicaciones clínicas para guiar la detección, control y prevención del cáncer."Teniendo en cuenta el fuerte aumento en la incidencia, la dificultad del diagnóstico precoz y la pobre supervivencia en el cáncer de esófago, y el limitado conocimiento de los antecedentes naturales de este tumor, necesitamos una mayor comprensión de la etiología del cáncer de esófago para mejorar el diagnóstico y, esperemos, el pronóstico", concluye el investigador.
Cortesia Dr. Bohdan
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